Por: Miguel Villaverde Cisneros
04/06/24
Lima es una desgracia, un alcalde que se reclama como sucesor de “Castañeda”, que contamina la capital, envenenando el aire durante días y nadie dice nada. Similar panorama se vive en los distritos: Son los niños, adultos mayores y nuestras familias, que se intoxican con los deshechos acumulados.
No estamos ante algo menor: se sabía de las consecuencias de la medida de despedir a 800 trabajadoras de limpieza pública, las mismas que fueron duramente reprimidas. En tiempos donde las protestas contra el régimen Boluarte, López Aliaga y el Congreso, parecen estar prohibidas.
Existiendo así intención (dolo), irresponsabilidad e indolencia. Si esto mismo sucedería en cualquier país desarrollado, rodarían cabezas. Pero no aquí, con una municipalidad donde los regidores se vuelven cómplices de la putrefacción.
Y al Gobierno «ahogado en sus propios laberintos» no le interesa: ¿Dónde está el MINAM? ¿Dónde está el MINSA? ¿Quién mide y previene este aire de basural perjudicial para los vecinos? Nadie hace nada.
Quizá ser aliado de Dina Boluarte le sirva de coraza momentánea para que nadie lo toque.
Pero la Fiscalía debe actuar de oficio y denunciar a López Aliaga, por ir contra la integridad de todos los vecinos. Más aún, cuando existe una Fiscalía en Materia Ambiental, que debería prevenir el incumplimiento de normas relativas al manejo de residuos sólidos.
¿Revocatoria? Si. Por incapaz e incumplir la promesa de convertir a Lima en una Potencia Mundial, y sólo convertirla en un vertedero.
Es Lima enfermando a sus vecinos. Una desgracia mundial.
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