Por: Miguel Villaverde Cisneros
02/10/19
Da todo lo que viene ocurriendo para escribirlo en una crónica. Pues aqui va…
Don pantaleón irrumpe en el pleno del Congreso para solicitar la cuestion de confianza.El presidente del Congreso Pedro Olaechea lo deniega fácticamente y procede a elegir a los miembros del Tribunal Constitucional (TC), casualidad se elige como miembro del (TC), al primo hermano del Sr. Olaechea con el voto suplantado de la congresista Foronda.
Acto.seguido Vizcarra cierra el Congreso con el apoyo mayoritario de la población (ya se movilizaba en todo el Perú), en un acto que parece constitucional pero que está en la frontera de no serlo o, por lo menos, que es discutible si lo es. Ante esto el Congreso decide vacarlo, pero no puede hacerlo porque le falta votos. 3 horas después de anunciado el cierre opta, entonces, por suspenderlo 12 meses por “incapacidad moral transitoria”. Esa figura no aparece en la constitución. Tampoco resulta claro qué es “incapacidad moral transitoria”, porque todos los análisis muestran que el concepto de “incapacidad moral” –acuñado en el siglo XIX- alude a una incapacidad psicológica y no ética. Decir que Vizcarra es un “incapaz moral transitorio” significa que ha perdido la razón y que en 12 meses la recuperará. Nadie dice cómo se determina su transitoriedad ni su oportuna recuperación. Hasta aquí, en caso que Vizcarra hubiera actuado inconstitucionalmente, la inconstitucionalidad de las acciones del Congreso son mucho más evidentes.
Acto seguido, el honorable Congreso fuji-aprista nombra Presidenta a la Vicepresidenta Mercedes Araoz y la hace jurar ante un crucifijo (intentando que Jesús sea testigo de esta ridiculez). Ella, continuando su tradición de tonta útil de las peores mafias (Apra y Fujimorismo), jura y se considera Presidenta de la República. Pero, claro, no tiene gabinete ni tampoco puede entrar a Palacio, porque no la dejan. Sólo la podía salvar que Donald Trump la reconosca como presidenta del Perú (al estilo Guido), y genere en el país la misma inestabilidad que ha generado en Venezuela. Aunque son muchas las similitudes.
Pues entonces Meche le manda un mensaje a Vizcarra proponiéndole negociar. Naturalmente Vizcarra no acepta. Meche se regresa a su departamento de Miraflores a seguir el espectáculo por televisión. Los jefes del Comando Conjunto se toman una foto en Palacio con Vizcarra, como una manera de expresarle apoyo. La Policía Nacional lo apoya formalmente en un comunicado. Hay quienes piensan que no es correcto que las Fuerzas Armadas opinen en un asunto político y que eso parece una demostración de fuerza. Eso es cierto, aunque era la única manera de determinar rápidamente quién es el presidente en ejercicio para evitar el desgobierno. Ante esto, Araoz renuncia ante el Congreso a la Vicepresidencia y a la Presidencia. Pero el Ejecutivo no acepta la renuncia a la Vicepresidencia porque esta se ha realizado ante un Congreso que ya no existe, tampoco acepta la renuncia a la Presidencia porque nunca la tuvo.
Entonces Meche la breve o “la que nunca fue” sale por televisión y pide que la comprendan. Los congresistas fujimoristas (y solo ellos, porque nadie los respalda o, en todo caso, lo hace solo una minoría ínfima de la población) se rasgan las vestiduras y declaran que ha habido un Golpe de Estado comparable al del 5 de abril de 1992, es decir, al que ellos mismos perpetraron. Pero de ser así, este es el Golpe más raro de la historia porque todo sigue normal, no hay policías ni tanquetas en las calles, ningún medio de comunicación ha sido tomado, los críticos de Vizcarra se despachan contra él con toda comodidad en los medios y no hay nadie que sea perseguido. Los fujiapristas sostienen que Vizcarra se propone encabezar una dictadura comunista-chavista y que ellos serán los únicos que podrán salvarnos de ese destino. Eso resulta extraño, considerando que hasta ahora ha hecho un gobierno básicamente continuista neoliberal. No hay ninguna evidencia que sugiera ese radical giro, para mi es una total ligereza porque me considero comunista, heredero del legado de José Carlos Mariátegui, Vizcarra no tiene nada de chavista, mucho menos de comunista.
Lo único que hasta ahora ha cambiado es que los excongresistas no pueden entrar al Congreso, a menos que pertenezcan a la Comisión Permanente. Pero Olaechea no se considera presidente de la Comisión Permanente sino de un Congreso que ya no existe. Es decir, el Ejecutivo solo lo considera presidente de la Comisión Permanente pero él se declara presidente del Congreso. El Jurado Nacional de Elecciones se prepara para convocar a elecciones congresales. Si todo sigue así, para entonces tendremos un nuevo Congreso con un número mínimo de fujiapristas. No sabemos qué fuerza será la mayoritaria, pero esperemos que sea la menos corrupta y oportunista. Para julio de 2021 tendremos nuevo presidente. ¿Qué se ha logrado con todo esto? 1- Habernos librado constitucionalmente (o casi) de la mafia fujiaprista. 2) Hacernos reír por un buen rato, en el Perú jamás te aburres. 3) Anexar a la historia la mejor comedia política jamás escrita. 4) Plantearnos una serie de problemas ontológicos acerca de qué existe y qué no, y qué significa que algo exista.
Continuará…
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