Por: Miguel Villaverde Cisneros
07/06/20
Era fines de 1880, Chile invadía nuestro país, La Guerra del Pacífico, duró cinco tormentosos años. Cuando apenas se supo del inicio de la guerra, los alumnos de secundaria del Colegio “La Libertad” de Huaraz, sin dudarlo, se enlistaron en las filas del ejército, entre ellos un pequeño de apenas 11 años. Este niño, de nombre Viviano Paredes, escribiría una de las páginas más sublimes del heroísmo infantil.
Viviano Paredes ayudaba a los soldados alcanzándoles pólvora y municiones. cuando las tropas chilenas asaltaron la trinchera donde se encontraba el niño, mataron al portaestandarte del batallón y tomaron la bandera para declarar ejecutada su victoria; es entonces cuando surge entre el humo de los disparos el pequeño Viviano Paredes y en un acto de sublime heroísmo arrebata el glorioso bicolor nacional a los chilenos retornándolo a las filas peruanas.
Al darse cuenta de que fueron burlados, los soldados chilenos dirigieron con ira sus disparos contra el cuerpo del pequeño. Un orgulloso, aunque espantado padre lo esperaba con el corazón en la boca, para finalmente ver a su hijo caer ante 3 balazos que lo alcanzaron por la espalda. Gravemente herido, en un supremo esfuerzo, logró llegar con la bandera peruana y la entregó a nuestras trincheras, encomendándosela a su padre con un desgarrador “cuídala, papá, cuídala”. Segundos después, falleció desangrado en los cerros de San Juan, el fatídico 13 de enero de 1881.
Al igual que Viviano Paredes, otro niño héroe de la guerra con Chile. Fue Manuel Bonilla, pertenecía a un hogar de medianos recursos. Derrotados los ejércitos peruanos en el Sur, los chilenos abrieron la campaña de Lima. La capital peruana se preparó entonces para la defensa. Se formaron dos líneas defensivas en las afueras de Lima: una entre Chorrillos y San Juan, y otra en Miraflores.
Después de varias negativas por su corta edad, a Manuel Bonilla lo admitieron en el Batallón N° 6, conformado por 280 combatientes que bajo el mando del coronel Narciso de la Colina (un civil uniformado que era abogado, ex diplomático y constructor de ferrocarriles en Tarapacá) tenía como misión la defensa del Reducto N° 3 emplazado en la chacra La Palma. Este era uno de los siete reductos que conformaban la segunda línea defensiva situada en Miraflores. A Bonilla se le encomendó proveer de municiones a los soldados, aunque su deseo ardiente era estar en la línea de fuego.
El coronel Narciso De la Colina se subió sobre el parapeto de su reducto (No. 3) levantando los brazos para animar a sus soldados, pero un disparo le impactó y cayó muerto. Bonilla quedó impresionado, pero se sobrepuso y corrió para tomar el fusil de un caído, con el que avanzó hacia el enemigo, con extremado valor y audacia, alentando así a las tropas peruanas. Fue herido, pero continuó avanzando, hasta que la explosión de una granada le alcanzó y destrozó completamente su cuerpo.
Fueron: Grau, Bolognesi, Ugarte y muchos otros que con valor dieron sus vidas con heroísmo por nuestra patria. Pero también estos niños se merecen respeto y todo nuestro orgullo. Su ejemplo debe permanecer en la historia, en nuestra memoria y como un homenaje en tiempos de crisis, debemos buscar íconos que nos permitan elevar en la niñez y juventud, nuestra conciencia cívica y moral. Lejos de la tiranía y la corrupción que evidenciamos en esta pandemia.
No debemos tolerar que personas se provechen de esta crisis para robar, eso es un acto de deslealtad a nuestra patria. Gloria eterna a nuestros héroes. Todo el repudio a quienes le dan la espalda al Perú.
Fuentes:
https://sites.google.com/site/elespejohz/historia
https://luizcore.wordpress.com/tag/biografia-del-nino-heroe-manuel-bonilla
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